Si todos en el mundo compartimos una misma Luna ¿por qué no podemos compartir un mismo suelo?
Es tan básico como respirar.
Pero este cambio hay que realizarlo de raíz: ¿cuándo empezaremos a hablar de culturas y no de razas?. Culturas que no son peores que otras, si no diferentes, y en la diversidad tenemos que vivir todos contentos, sabiendo que alrededor hay tantos hermanos como pueblos.
Aprender de los otros, construir con lo bueno una mejor sociedad, conocer las costumbres y nutrirnos de todas para enriquecer el espíritu.
Si todos aceptamos a la luna de diferentes maneras: ¿por qué no podemos aceptar otras culturas y convivir con ellas?
Hace 517 años los reyes, el ejército y los mercantilistas europeos, arrasaron con un continente e impusieron una nueva cultura por el solo hecho de tener diferentes tradiciones, tradiciones basadas en otros tipos de desarrollos o en diferentes creencias religiosas. Acá encontraron oro, mujeres, tierras y esclavos. Su codicia y ostentación pedía siempre más: del desprecio pasaron al robo, del robo a la esclavitud y, finalmente, a la muerte sin ningún sentido. Así se comportó la oligarquía europea de la época.
Pero esta descripción no nos suena muy lejana dentro de la historia y hoy existe otra potencia que con diferentes armas destruyen a su paso lo que a ellos les parece que está mal. Lo que es aún más triste es que en Latinoamérica existan otros poderes que colaboren con las grandes potencias en la autodestrucción de sus pueblos.
La esclavitud, las riquezas mal repartidas, la información mal comunicada y el sistema que boicotea a las voces minoritarias, al trabajo saludable y a la educación gratuita son algunas de las nuevas armas de los llamados “poderosos”.
Y si la Luna es la misma para todos ¿por qué hay personas que duermen en camas de oro y personas que no tienen donde dormir?
Existen comunidades de pueblos originarios que son mas dueños de tierras que cualquier ricachón que las compre, pero estas comunidades siguen en lucha después de mas de 500 años porque no son todavía reconocidas frente a la sociedad.
Todas estas circunstancias, que no cambian luego de cinco siglos, son las que no cierran las venas abiertas de América Latina.
Destacamos a pueblos como Bolivia que lucha por su libertad y hoy en día tienen, por vez primera, a un presidente perteneciente a un movimiento indígena; creemos en la incorporación de los pueblos originarios en la nueva Ley audiovisual Argentina; apoyamos, de la misma manera, el acercamiento de los ideales entre los países latinoamericanos que se gesta hoy en día y pedimos el cambio de nombres de calles y monumentos de genocidas como fue el presidente Rocca. Esperanzados, creemos que estas causas son una buena forma de seguir en lucha, por la libertad frente al manejo de nuevas y viejas potencias mundiales y por la reivindicación de los orígenes americanos.
EDITORIAL DE RADIO ANDANTE PARA EL 12 DE OCTUBRE
POR FLORENCIA SOTO
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